viernes, 3 de agosto de 2007

Introducción

I

Sabiduría, Oh Sabiduría
Eso es lo que pedimos
Eso es para lo que ahora vivimos.


¿Qué pedía John Lennon (Lennon, 1982:79) cuando cantaba esta letra? ¿Qué quería? Probablemente no se refería a la necesidad de acumular saber académico, más bien me parece entender cierto compromiso con la humanidad, una búsqueda del conocimiento integral que atañe a la persona humana en sus múltiples aspectos: Físico, emocional, psicológico y espiritual.

Por anhelar esa identidad, a la vez individual y común, las personas tenemos que guardar un lógico equilibrio entre dos actitudes aparentemente contrapuestas:

- Entendernos en sociedad, con igualdad plena para todos los seres humanos.

- Obviar las condiciones sociales.


Para esto es imprescindible la seguridad en la propia voluntad y la madurez personal en cada individuo. Y entender la ineludible conciencia colectiva en un ámbito de paz. Así lo expresa Taisen Deshimaru (Deshimaru, 1994:49), coincidiendo con todas las corrientes místicas, de que la ayuda más excelsa es aportar a los hombres libertad interior y paz individual, dado que los pensamientos de cada individuo se esparcen en la totalidad para influenciar a cada una de las demás personas a través de la conciencia colectiva del total de la humanidad.

Esta decisión parece simple, cuando estamos dispuestos a recibir. Pero, ¿ya hemos elegido aquello que recibimos? Sí. El proceso es elegir primero qué quieres y, en segundo lugar, lo recibes.

Y yo, atendiendo a las circunstancias de mi vida, me pregunto: ¿Esto que vivo es lo que yo he decidido para mí? Pues sí, de alguna manera lo he elegido cuando es lo que tengo.

Entonces, ¿cómo puedo ser consciente de lo que quiero recibir, si lo que tengo no es lo que quiero? La respuesta a esta importante cuestión es limpia: Da lo que quieres recibir, porque aquello en lo que crees será para ti.


II

¿A quién quieres engañar
cuando dices que es mentira
lo que sabes que es verdad?


Tal como bien dice en estas estrofas el poeta José Bergamín (Bergamín, 1969:17) hemos de enfocar nuestra voluntad para entendernos a nosotros mismos. No es válida una doble personalidad, por un lado privada y por otro social, no. Las personas hemos de definirnos exactas, tal como nos creemos que somos, con el fin de tener una tierra firme donde poder fructificar.

No podemos vivir como escondiéndonos de quién en realidad somos. No podemos engañarnos para seguir el terrible juego de “tener” cuando somos conscientes de que para nosotros es decisivo “ser”.

No podemos seguir intentando auto-convencernos de que nuestra mentira personal es la verdad. Así, nuestra voluntad está separada de ella misma, escindida, y nuestra mente tiene que atender a dos “realidades” diferentes y opuestas.

No podemos vivir sobre la base de nuestro propio error. Y, por tanto, no podemos apostar por que nuestras auto-limitaciones sean la norma general de convivencia. Por esto, sabemos, por ejemplo, que la nación o el estado nunca pueden ser la “realidad” del colectivo humano y más, que esa auto-limitación social, siguiendo el ejemplo, no es sino una mitificación conveniente para mantener estructuras de poder y contraria a la libre determinación del colectivo de los seres humanos.

El colectivo social es imprescindible para el desarrollo humano, pero también socialmente hemos de conocer nuestra verdad y definirnos por ella para no entregarnos a la propia mentira. Las mujeres y los hombres estamos empeñados en habitar un mundo justo y en paz, donde vivir con hermanos sobre la base de una justa distribución de las riquezas.

III

La luz
es tu emblema: en misión
de luz la envías.


Estoy seguro de que el poeta Paco Domene (Domene, 1992:51) escribió estos versos abstraido en la idea general de que nada es tuyo si no lo quieres. El útil concepto de “da para recibir” es conveniente, en el ámbito colectivo, para definirnos a nosotros mismos si atendemos a lo que pensamos que son los demás.

El mundo que vemos está hecho de lo que nosotros hemos puesto en él. Es la imagen de nuestra voluntad interna. Y no es, por tanto, necesario enfocar nuestra voluntad para cambiar el mundo, sino para cambiarnos nosotros.


ARGUMENTO PARA ESTE LIBRO

Tú y yo, como personas, tenemos, pues, la urgencia vital de elegir entre un especial dilema, atendiendo a nuestra doble necesidad de aceptación personal e integración colectiva:

. ¿Cambio yo cuando cambia el mundo?

. ¿Cambia el mundo cuando cambio yo?

Esta obligatoriedad al cambio está basada en el impulso interno que todos sentimos de dirigirnos a vivir en una sociedad perfecta, plural y justa, sostenida por un reconocimiento pleno de la dignidad humana.

Pero nuestras buenas intenciones parecen chocar con los intereses sectarios del poder, tanto en lo económico como en lo político, pues la sociedad humana está dividida entre personas a las que se les reconoce su derecho a la dignidad y a derrochar, y, entre personas ignoradas y que mueren de no tener nada.

Evidentemente hay personas que dedican sus vidas a mantener este estatus diferencial entre los seres humanos y, también, hay personas que intentan cambiar estas circunstancias de injusticia social.

Y a quienes asumen la necesidad de oprimir se les enfrentan los oprimidos. Ésta es una lucha histórica que se ha desarrollado bajo dos posibilidades: El enfrentamiento armado y la evolución política.

Pero en la actual fase de la humanidad, en la que el individuo empieza a ser consciente de su voluntad y de que a través de ella puede definir al mundo, se ha introducido una nueva variante que, definitivamente, puede mover al ser humano global a su destino ineludible: La voluntad de paz de miles de personas puede hacer real la paz.

LA LLAMADA

Desde que tengo conciencia he sentido la obligación interna de cambiar el mundo, una fuerte voluntad de hacer algo por mejorar las circunstancias de la vida humana en este planeta.

Empecé por ponerme en contra de todo aquello que, según mi percepción, no dejaba natural al mundo: Los ejércitos, los estados, el consumo, las religiones, la falsa democracia, etc.

El segundo paso, a mediados de los ­­­años 70, fue de participación en el ecologismo activo. Creamos un grupo con personas de mi pueblo y otros pueblos vecinos y, entre otras cosas, convencimos a la mayoría de nuestros paisanos de la necesidad de cerrar todas las centrales nucleares del mundo cuando no sabíamos muy bien qué era aquello de la energía nuclear. Y, también, me ofrecí a una muy tímida actividad política, a golpe de ganas personales y sin el magnífico ambiente de grupo que encontré en el ecologismo, que desarrollé desde repartir información prohibida hasta pertenecer al Consejo Local de mi población.

Resultó definitivo el tercer paso, que me llevó a considerar como mi única posibilidad de acción, propiciar en mí mismo tal cambio interior que supusiera una aportación válida al cambio global de toda la humanidad. Así, empecé a unir lo que me parecía vida exterior con lo que me parecía vida interior.



AGRADECIMIENTOS

En todo mi proceso vital, bastante acelarado por cierto, me entregué, en todo momento, al pensamiento expresado. Doy gracias eternas a tantos escritores, pintores, músicos, artistas heterodoxos e ideas alternativas que han orientado mi educación.

A Federico García Lorca, Merton, Miguel Hernández, Mari Trini, Patty Smith, Joan Miró, El Bosco, Serrat, Picasso, Goya, Dalí, Philip Glass, Equipo Crónica, Beatles, Tzara, Antonin Artaud, los budistas, Boney M, Pepe Heredia, Víctor Jara, Fernando Arrabal, Veneno, Gaudí, Las Grecas, Win Mertens, Martin Luther King, GrupoTexto Poético, Buñuel, Hôgen, Integral, Violeta Parra, Quintín Cabrera, la música árabe, Cecilia, los grupos ecologistas, Pablo del Barco, Chus Lampreave, Julio Verne, Lou Reed, el pueblo cubano, Nazario, Neil Amstrong, Verde Islam, Keaton, Ouka Lele, Agustín García Calvo, Bob Dylan, Marqués de Sade, Un Curso de Milagros, Leo Delibes, Boris Vian, Vangelis, Carmen Maura, Bataille, Rodrigo, los trovadores, El Viejo Topo, Chik Corea, Juan José Espinosa, Gabriel García Márquez, los cristianos de base, Ozono, la pantera rosa, Quino, Pink Floyd, Almodóvar, Moebius, Fassbinder, Machado, Andy Warhol, los sufis, Mario Vargas Llosa, Ibáñez, John Coltrane, Camarón, Cecilia, Vicente Núñez, Janis Joplin, Ajoblanco, Italo Calvino, Duchamp, Gil de Biedma, Billie Holiday, Magritte, Jarry, Lindsay Kemp, Falla, Brecht, los inmigrantes en Almería, Beethoven, Genet, Chaplin, el flamenco, Triana, el superagente 86, Igor Stravinsky, Olagüe, etc. etc. etc.

Agradezco a mi familia y mis amigas y amigos sus apoyos, pues son ellos los que hacen realidad mi existencia.

1 comentario:

Elsa dijo...

Gracias por este pequeño tesoro, Elsa